
La luz artificial que emana de las ciudades no solo nos impide disfrutar de las estrellas, sino que además afecta a nuestra salud, a las plantas, a los animales nocturnos y a los microorganismos y, sin embargo, no para de crecer: la noche es cada vez más luminosa.
Así lo advierte un estudio publicado en Science Advances y liderado por Christopher Kyba, del Centro de Estudios...
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